Visitaba la tumba de mi padre junto con mi mamá. Cuando entré con el coche al panteón y lo estacioné en dónde siempre, nos llamó la atención la cantidad de coronas puestas a lo largo de la banqueta "debe ser una persona muy importante la que murió" dijo mi madre.
Cuando vimos más cerca, lo que descubrimos fue escalofriante: no eran todas coronas para una sola persona...
Eran varias coronas, que representaban un persona distinta. Las contamos... ¡Eran 40! Si, como lo escuchas. No había lugar y levantaron el azulejo de la banqueta, para enterrarlos.
Todo parecía que fue un accidente y que murieron al mismo tiempo. Sólo se encontraba una cruz con una fecha: 9 de septiembre.
Busqué por internet accidentes en esa fecha y todo septiembre. No encontré nada. Se me hace raro que un accidente de ese alcance no aparezca.
Me encontraba en esos momentos angustiado por tantas cosas que tengo que hacer, pero fue un momento en que mi tensión desapareció por completo. Es como si por un instante, pudiera reconocer lo inútil de preocuparse por cosas mundanas y lo valioso que es seguir vivo.
Agradecí a Dios por esa inmensa suerte y deseándole de corazón a aquellas 40 vidas que hayan cumplido su misión en este mundo antes de partir.
Te comparto esta reflexión, porque se que en estos momentos experimentarás retos difíciles en tu vida: una relación de pareja con problemas, falta de un trabajo ¡en fin! Creo que si seguimos vivos ¡Con eso tenemos! Gracias Dios.
Cuándo se presenta una oportunidad importante, pones en balanza las mejores cosas y personas de tu vida para llegar a realizarte, sin embargo, aún con todo el esfuerzo que esto implica sientes en un momento ya desistir mientras todo parece estar perfecto, a la primera de cambio que estás en conflicto con situaciones o personas; lo único que se te viene a la mente…
¿Qué estoy haciendo aquí, batallando? Quieres dejar todo y llegas a un punto de inestabilidad. Y de repente existe un instante de reflexión: La verdad es que la mejor forma de reconfortarte y renovarte es hablar con Dios; aún cuándo no sabes si te escucha. Cuándo ni siquiera sabes que exista.
Pero cuándo hay confianza hay fe y esta segunda; es la prueba de que Dios existe mientras haya esperanza hay fe. No todo en la vida sale como lo planeas, pero si pones tus mejor esfuerzo y empeño en lo que haces...
La satisfacción es lo que sé queda de ti, plasmar una etapa de tu vida es el mejor regalo que pueda existir en la humanidad.
¿Qué estoy haciendo aquí, batallando? Quieres dejar todo y llegas a un punto de inestabilidad. Y de repente existe un instante de reflexión: La verdad es que la mejor forma de reconfortarte y renovarte es hablar con Dios; aún cuándo no sabes si te escucha. Cuándo ni siquiera sabes que exista.
Pero cuándo hay confianza hay fe y esta segunda; es la prueba de que Dios existe mientras haya esperanza hay fe. No todo en la vida sale como lo planeas, pero si pones tus mejor esfuerzo y empeño en lo que haces...
La satisfacción es lo que sé queda de ti, plasmar una etapa de tu vida es el mejor regalo que pueda existir en la humanidad.
Evelyn
Y esto es lo que nos cuesta totalmente entender... La naturaleza, de querer lo que no tengo, y tener lo que, a veces, no quiero.
¿Por qué cuando no tenemos queremos? ¿Cuándo tenemos no queremos?
Es simple. Esa es la naturaleza del hombre.
Cuando la persona no tiene algo siente que lo necesita, y que no puede vivir sin eso.
¿Por qué cuando no tenemos queremos? ¿Cuándo tenemos no queremos?
Es simple. Esa es la naturaleza del hombre.
Cuando la persona no tiene algo siente que lo necesita, y que no puede vivir sin eso.
En cambio, cuando lo tiene no le da importancia. Porque sabe y tiene la certeza de tenerlo ahí cuando lo necesita. En el simple ejemplo de un niño, si ve que otro niño tiene un juguete lo quiere... Pero la situación cambia, si el juguete es propio, el niño siente menos atención hacía el juguete.
Y en ejemplo más complejo de una pareja, si se esta con una persona, a veces no le damos mucha importancia porque sabemos que la tenemos ahí y que nos perdona siempre... Pero cuando esta persona se cansa, y decide decir adiós, nos damos cuenta de lo equivocados que estábamos al no darle interés.
Entonces, valorar lo que tenemos nos da el valor de enfrentar las cosas sin arrepentimientos cuando esto decide marcharse.
Por eso ahora dale valor a tu vida y agradece a Dios por ella.
Cuídala y aprovecha de vivir feliz y entrega amor a los demás.
Dios es el Padre que nos ama y nos aconseja, nos previene, para formarnos de manera que aprendamos a conducirnos en la convivencia en medio de la sociedad, para nuestro bienestar y el de todos.
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